Lise Meitner, una mujer más sin premio Nobel
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¿Conocéis la famosa producción ganadora del óscar a la mejor película en 2023 Oppenheimer? Se trata de un biopic en el que se narra la vida del físico teórico J. Robert Oppenheimer, personaje clave por su participación en el Proyecto Manhattan para el desarrollo de las primeras armas nucleares durante la Segunda Guerra Mundial. Este proyecto fue liderado por Estados Unidos con el apoyo del Reino Unido y Canadá. Pues hubo una mujer cuya labor fue fundamental para que la creación de las bombas atómicas fuese una realidad. Estuvo implicada en el descubrimiento de la fisión nuclear, aunque se negó a unirse a la misión británica del Proyecto Manhattan porque no quería tener nada que ver con el diseño y preparación de armas. Su nombre es Lise Meitner, pero contemos su historia como es debido y desde el principio.
Lise Meitner vino al mundo en 1878 en Viena, en el seno de una familia de clase media-alta judía. Era la tercera de ocho hermanos e hija de Hedwig y Philipp Meitner, uno de los primeros abogados judíos aceptados en Austria. A pesar de que su familia era judía, Lise fue educada como cristiana protestante y más tarde se convirtió al cristianismo.
Desde muy temprana edad mostró interés por las matemáticas y la física. En aquella época en los institutos de enseñanza secundaria superior sólo admitían varones, por lo que Lise tuvo que estudiar en una escuela de menor rango y luego preparar por libre – con el apoyo de su familia- el examen Matura que daba acceso a la universidad. Meitner recibió clases particulares y, en julio de 1901, realizó la prueba, la cual sólo aprobaron cuatro de las catorce mujeres que se presentaron aquel curso. Ese mismo año comenzó a estudiar en la Universidad de Viena.
Todas las asignaturas de su plan de estudios eran impartidas por el físico teórico Ludwig Boltzmann que maravilló a Lise por su inteligencia y su brillante forma de explicar. Aunque hacía pocos años que las mujeres se habían incorporado a la universidad, Boltzmann las aceptaba como estudiantes oficiales sin problema porque era totalmente contrario a la discriminación por género.
En 1906 Meitner fue la segunda mujer en obtener el título de Doctora en Física en la Universidad de Viena. Tras finalizar su doctorado presentó una solicitud para trabajar con Marie Curie en París, pero no lo consiguió. Estuvo un tiempo trabajando en el Instituto de Física Teórica en Viena, pero al no ver futuro como investigadora en su ciudad natal, tuvo que solicitar apoyo económico a sus padres para poder marcharse a Berlín, donde finalmente se estableció.
En Berlín pidió permiso a Max Planck para poder asistir a sus clases, y él la aceptó. También solicitó al director del Instituto de Física Experimental poder trabajar allí por las tardes, y fue entonces cuando conoció al químico Otto Hahn, quien mostró interés por colaborar con ella. Ambos trabajaron juntos durante treinta años, lo que hizo que establecieran una estrecha amistad mientras investigaban conjuntamente sobre átomos y radiactividad. El único problema era el veto que existía en la universidad por el cual las mujeres tenían el acceso denegado. Debido a esto Lise tenía que entrar a escondidas, por una puerta trasera al sótano del Instituto -un antiguo taller de carpintería rehabilitado como laboratorio-. Si quería ir al baño tenía que salir del edificio y usar los servicios de un restaurante que había frente al Instituto. Los primeros años de trabajo fueron bastante productivos: en 1908, publicaron tres artículos importantes y en 1909, otros seis.
En 1913, Lise se convirtió en la primera ayudante de científico en Prusia, en el Kaiser-Wilhelm-Institut de Física, consiguiendo así su primer sueldo, aunque muy por debajo del que recibía Otto como joven científico. En julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial y Meitner ayudó trabajando como técnica de rayos X en un hospital. Mientras Otto se encontraba en el frente, ella prosiguió con sus investigaciones sobre el uranio.
En 1918, tras el regreso de Otto, enviaron conjuntamente un artículo sobre el descubrimiento del protactinio en el que Hahn figura como investigador principal. En 1922, Lise se convirtió en la primera mujer en obtener una plaza de profesora de Física Nuclear en la Universidad de Berlín.
Sin embargo, en 1938 Meitner, debido a las Leyes de Núremberg del gobierno de la Alemania nazi, tuvo que abandonar Alemania y marcharse al Instituto de Manne Siegbahn en la Universidad de Estocolmo. Una vez allí, ella establece contacto con su sobrino Otto Frisch que también era físico y que residía en Copenhague. Siguió manteniendo la colaboración desde el exilio con Otto Hahn y con su nuevo asistente Fritz Strassmann. Otto y su asistente habían irradiado uranio con neutrones y, por indicación de Meitner, analizaron con detalle los productos obtenidos. Lo que descubrieron fue sorprendente: los elementos obtenidos no eran más pesados que el uranio, sino más ligeros. Hahn escribió a Lise sugiriéndole que tal vez ella pudiese encontrar una explicación a lo que ocurría. En unos cuantos días ella, junto con su sobrino, elaboró un modelo teórico de la fisión nuclear, acuñando el término y explicando el proceso con base en la física nuclear de entonces utilizando la ley del incremento de la masa de Einstein. Meitner también sugirió la posibilidad de una reacción en cadena atómica, lo que sentaría las bases para el desarrollo posterior de la bomba atómica. En 1939, Hahn publicó su trabajo en la revista Nature sin incluir a Meitner como coautora, bajo el pretexto de que el régimen nazi no hubiese permitido incluir una autora judía. Esto hizo que a Lise le negasen el premio Nobel, al no aparecer su nombre en el artículo clave sobre la fisión nuclear, el premio fue concedido, en 1944, únicamente a Hahn. Evidentemente la entrega no se produjo en ese año debido a lo conflictivo del momento. Fue en 1947 cuando Hahn recogió el Premio Nobel sin mencionar a Meitner, lo que significó el punto de ruptura definitivo entre ambos.
En 1942 a Lise se le ofrece participar en la misión británica del Proyecto Manhattan en el Laboratorio de Los Álamos. Ella se negó afirmando: “¡No tendré nada que ver con una bomba!”. Más tarde se mostró sorprendida ante los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki y lamentó que la bomba hubiese sido inventada. Pese a todo, tras el final de la guerra Meitner fue reconocida como una figura célebre. En 1946 visitó los Estados Unidos, donde fue recibida como una heroína. Fue nombrada “Mujer del año” y recibió el premio de manos del presidente Truman. Se le ofreció incluso llevar su vida al cine, propuesta que rechazó.

Imagen: Wikimedia Commons.
Lise consiguió la ciudadanía sueca en 1949 y se jubiló en 1960. Ese mismo año se trasladó a Cambridge para estar cerca de su familia. Falleció en octubre de 1968, a los 90 años de edad, tras haber dedicado su vida a la ciencia, aunque sin obtener nunca el reconocimiento que merecía.
A lo largo de su vida recibió múltiples premios y distinciones: la Medalla Leibniz (1924), el Premio Lieben (1925), la Medalla Max Planck (1949), el Premio Otto Hahn (1955), la Medalla Wilhelm Exner (1960), la Medalla Dorothea Schlözer (1962), la Condecoración Austriaca para la Ciencia y el Arte (1967), y el Premio Enrico Fermi en 1966 junto a Hahn y Strassmann. Este último galardón fue concedido pese a la oposición de Hahn, gracias a la intervención de Strassmann. También fue elegida miembro de varias academias científicas internacionales y fue nombrada doctora honoris causa por universidades de Austria, Alemania, Suecia y Estados Unidos.
Tras su muerte, su legado ha sido honrado en todo el mundo. En 1997, el elemento 109 fue nombrado meitnerio en su honor. Su nombre está presente en instituciones científicas como el Hahn-Meitner-Institut en Berlín, un cráter lunar y otro venusino, el asteroide (6999) Meitner, escuelas, calles, estatuas y premios científicos de alto prestigio. En 2016, el Instituto de Física del Reino Unido creó la Medalla Meitner que premia la promoción de la física y la ciencia de manera pública; en 2017, la ARPA-E de Estados Unidos bautizó con su nombre un programa de investigación en energía nuclear; y en 2020, el satélite ÑuSat 16 fue lanzado al espacio bajo el nombre «Lise».
Su figura fue silenciada por su condición de mujer y de judía, pero con el paso del tiempo ha sido reivindicada como lo que realmente fue: una científica brillante, valiente e íntegra, que cambió el rumbo de la historia sin renunciar nunca a sus principios.
Ana María Gutiérrez Vílchez
Referencias