El exoesqueleto pediátrico de Elena García Armada
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La ingeniera industrial Elena García Armada nació en Valladolid en 1971. Su madre es doctora en Física y su padre catedrático en Electromagnetismo.
Elena realizó sus estudios de ingeniería en la Universidad Politécnica de Madrid. Enseguida se sintió atraída por la robótica y tras acabar la carrera se incorporó al Centro de Automática y Robótica (CAR) en 1997, para iniciar su doctorado. En 2002 obtuvo el título de Doctora en Robótica, marchó al Instituto de Tecnología de Massachusetts a realizar una estancia y a su regreso, en 2007, ingresó en el CSIC donde ha dirigido más de 20 proyectos de innovación tecnológica y transferencia de tecnología.
Inicialmente Elena trabajaba en el diseño de robots para uso industrial, pero en 2009 sus objetivos cambiaron. Ese año la doctora García Armada conoció a Daniela, una niña que había quedado tetrapléjica a consecuencia de un accidente de tráfico. Ella quedó afectada por el caso. Los padres de Daniela buscaban una solución que permitiese caminar a su hija.
En ese momento los exoesqueletos para adultos ya eran una realidad, y se podían comprar, pero no existía nada similar para niños. El problema no era el tamaño, no es más difícil hacer exoesqueletos pequeños, lo complicado es adaptar el movimiento de estos aparatos a la sintomatología de las enfermedades neurológicas degenerativas. Según las circunstancias, cada paciente necesita un exoesqueleto distinto, que pueda adaptarse a sus necesidades.
Elena decidió ponerse a investigar para tratar de ayudar a niños como Daniela. Fue así como comenzó a liderar el grupo de investigación que consiguió el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, el prototipo ATLAS, con el que se pretendía que niños con tetraplejia o atrofia muscular pudiesen caminar.
El primer prototipo del ATLAS pesaba 9 kg, estaba formado por un armazón de aluminio y titanio, cables, motores y sensores que interpretaban las intenciones del niño y le ayudaban en sus movimientos. El problema es que ATLAS era un prototipo de investigación que no cumplía con la normativa de producto sanitario por lo que no se pudo vender.
En 2013 García decidió se embarcó en otro nuevo proyecto, la fundación de Marsi Bionics. La empresa comenzó como una spin-off del CAR, centro mixto de la UPM Y del CSIC. Desde 2019 el CSIC forma parte desu accionarado. Marsi Bionics está reconocida como una Empresa de Base Tecnológica de alto impacto en el desarrollo de tecnología innovadora en el sector de la salud. Como ya podréis imaginar se centran en el desarrollo de exoesqueletos de los miembros inferiores para aplicaciones médicas.

El proyecto, creado por ellos, más reconocido y premiado dentro de este campo, ha sido el ATLAS 2020. Este modelo de robot es de aluminio, pesa 12 kg, está dotado de articulaciones inteligentes que son capaces de interpretar los movimientos del niño y tiene baterías de litio recargables con una autonomía de 5 horas. El dispositivo se probó durante 2016 y 2017 por niños con atrofia muscular espinal. Los niños agotaban las baterías de los exoesqueletos porque no paraban de jugar.
Tras estos resultados Elena y su equipo decidieron desarrollar un dispositivo que los niños pudiesen utilizar en sus actividades cotidianas. Este nuevo modelo de exoesqueleto desarrollado por Marsi Bionics se llama ATLAS 30 y fue usado por 3 niños de forma experimental durante 2 meses. Todos ellos mostraron mejoría en la movilidad de brazos, cuello y piernas, aumento de fuerza muscular y disminución de las contracturas articulares. Este prototipo ya ha salido del laboratorio y está industrializado. El problema es que el proceso de certificación de estas máquinas es muy caro y la falta de recursos hace que el avance sea muy lento. Sería necesario conseguir más financiación para llevar a cabo un estudio clínico a gran escala y así poder demostrar la efectividad del ATLAS 2030. En el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, ya está funcionando un ejemplar de este exoesqueleto.
El objetivo de Elena García es que todos los niños que, por un motivo u otro, se encuentren imposibilitados tengan la posibilidad de usar estos robots.
A lo largo de estos años Elena García Armada ha recibido numerosos reconocimientos y premios:
- Primer premio Innova 2014.
- Mejor proyecto emprendedor. Premio CEPYME 2015.
- Mejor Tecnología Sanitaria. Premios ABC Salud 2016.
- Se la nombró una de las 10 personas científicas más brillantes de 2016.
- Premio Mujeres a Seguir 2017.
- Medalla de Oro de Madrid 2018.
- Premio Hipatia-Mujeres en la Ciencia 2019, a su Trayectoria Científica.
- Ganadora de la primera edición del Premio Talgo a la Excelencia de la Mujer en la Ingeniería en 2019.
- Premio Madrid Excelente a la Investigación Sanitaria 2019.
- Robohub (plataforma estadounidense dedicada a la divulgación científica) la reconoció como una de las 30 mujeres más influyentes del mundo en el ámbito de la robótica.
- En 2022 recibió la Medalla de Oro de Cruz Roja, la Mención Especial I premio a la Mujer Profesional UICM, el Premio Top Insider de Bussines Insiders y el Premio al Inventor Europeo concedido por la Oficina Europea de Patentes (EPO) por su exoesqueleto adaptable.
- Uno de los premios Nacionales de Discapacidad, el Premio Liderazgo Mujer Profesional de la Federación española de mujeres directivas, ejecutivas, profesionales y empresarias se le entregaron en 2023
Además, la doctora Elena García es miembro del Jurado de los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica desde 2019.
La trayectoria de Elena García Armada es un ejemplo inspirador de cómo la investigación científica y la tecnología pueden transformar vidas. La historia de la doctora García Armada nos recuerda que la verdadera innovación no solo consiste en crear tecnología avanzada, sino en ponerla al servicio de quienes más la necesitan. Su labor, reconocida tanto a nivel nacional como internacional, constituye un referente en el ámbito de la ingeniería biomédica y un ejemplo de liderazgo científico con impacto humano.
Ana Mª Gutiérrez Vílchez
Referencias :

 
		 
			 
			 
			 
			 
			